viernes, 13 de diciembre de 2013

La Mirada Sucia, Transgénero. 12/12/2013



Noche de diciembre en La Mirada Sucia, nos aproximamos a fechas navideñas amablemente empujados desde los grises días que nos está tocando vivir, y con grises días no me refiero a la desaturada estampa en la que se ha convertido Zaragoza con ayuda de la niebla. Son grises porque desde cualquier punto o aspecto de análisis, ya sea político, social, histórico o económico; de justicia e igualdad; global, local, campo o ciudad, o como carajo quieras analizar el presente, todo parece bastante gris. Particularmente comparto esa plomiza sensación y con ello no me posiciono en la visión victimista y derrotista que tanto favorece a la libertad de acción de este sistema. Es más bien un hastío progresivo pero reflexionado: publicidad a borbotones, esa ostentosa iluminación del centro de la ciudad, la gente que mira los escaparates sabiendo de antemano que no va a poder pagarlo, decenas y decenas de transeúntes con la calle como hogar, la jodida ley de seguridad ciudadana.  Creo sinceramente que una de las causas de la victoria del capitalismo ante el bloque soviético fue el color, ya sé que el belicismo y el poder de producción hicieron su papel, pero el modelo colorista que Estados Unidos supo vender y que contrarrestaba con el sombrío modelo soviético, seguro que tuvo su incidencia en el resultado actual. Ahora, ya sabemos que la fachada y el artificio son tan importantes para el sistema como las Cartas Magnas o las declaraciones de derechos.
Dos ejemplos actuales de esta forma de trampantojo de teatro, a lo Miguel Mihura, pero mucho menos cómico, los hemos visto esta semana: el trigésimo quinto aniversario de la Constitución y el funeral de Nelson Mandela. El primer acto, ostentoso y pedante a la manera capitalista, simbolizó la apropiación por parte del partido en el gobierno de una constitución escuálida y que cada vez se convierte más en un arma arrojadiza que en un arma que defienda nuestras libertades y derechos, con todo lo antidemocrático que eso significa. El segundo acto mucho más global, simbolizó la apropiación de una figura histórica y su lucha. En palabras del filósofo Santiago Alba: De entrada puede producir alguna extrañeza que los mismos gobernantes que cierran las fronteras a los emigrantes o los deportan a golpes o pagan a dictadores para que se deshagan de ellos con discreción en los desiertos, los que mandan drones a bombardear otros países y soldados a invadirlos, los que apoyan dictaduras en las que los extranjeros trabajan en condiciones de esclavitud, los que persiguen y encarcelan a jóvenes por soñar la autodeterminación de sus pueblos, los que promulgan leyes liberticidas, los que apoyaron en otro tiempo el apartheid en Sudáfrica y lo apoyan hoy en Palestina; que los mismos periodistas e intelectuales que piden a gritos la cadena perpetua y hasta la pena de muerte, los que arremeten contra Cuba o contra Venezuela, los que legitiman golpes de Estado en Honduras y criminalizan a Correa o Morales, los que defienden la privatización de los recursos, la educación y la cultura, los que en estos días rendían también homenaje a Kennedy y un poco antes a Thatcher y Reagan, produce sin duda extrañeza -digo- que estos gobernantes y estos periodistas sientan de pronto ese arrebatado fervor por un expreso político que luchó toda su vida contra ellos y lo que representan. Más trampantojos de este teatro de lo absurdo: Santiago Alba lo llama la abstracción del sistema- Le pasó al Che, a Gahndi y ahora a Mandela. Si leemos el capítulo que Naomí Klein dedicó a Sudáfrica en su obra La doctrina del shock o atendemos a los datos relativos a desigualdad económica y violencia racial en ese país, podemos decir que el combate de Mandela fracasó o al menos no triunfó enteramente. Asimismo podemos decir que convertir a Mandela en un “antirracista abstracto” y homenajearlo por ello supone una manipulación que busca volverlo “inservible” para las causas populares. A menudo los capitalistas, los racistas, los machistas premian u homenajean a los anticapitalistas, a los antirracistas y a los antimachistas no tanto para sobornarlos y ablandarlos -que también- sino para contaminarlos e inutilizarlos en sus propias filas. Esta noche de diciembre, La Mirada Sucia, sin artificios ni trampantojos, gris como el cielo y la igualdad se acerca al transgénero desde una perspectiva igualitaria pero transformadora. Leo en Diagonal que un 35% de las mujeres del mundo entero han sido víctimas de violencia física y/o sexual. Así mismo, un gran número de hombres que no “encajan” en los patrones patriarcales suelen ser insultados, violentados o asesinados. La desigualdad de género es un elemento crucial y explicativo de la violencia, y con ello, la igualdad es una herramienta para luchar contra esa violencia, los estudios sociales nos dicen que las familias no igualitarias son a menudo más violentas comparadas con las familias u hogares igualitarios. La igualdad de género es un factor de protección. Y con ello, la normalización del tercero, cuarto, quinto o los géneros que sean. Me pongo pues mi atuendo gris de invierno, al modo de Johnny Cash , otro que trascendió su género (en su caso musical) y me preparo para empezar un programa más.




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